11 de septiembre: El día que cambió la historia de América

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11 de septiembre: El día que cambió la historia de América

Los atentados del 11 de septiembre del 2001 dejaron marcada a toda una nación que no esperó ver a la muerte de tan cerca. Los decesos de este fatídico día ascendieron a 3 mil, y cuantiosos daños tras el derrumbe de las emblemáticas Torres Gemelas del World Trade Center.

Las imágenes reiterativas del desplome del World Trade Center en la mañana del 11 de septiembre de 2001 quedaron grabadas en las mentes de toda una generación. Las apocalípticas escenas de neoyorquinos corriendo para escapar de una densa nube de humo y escombros parecerían ser un trágico presagio de la incertidumbre que estaría a punto de inundar el escenario internacional. La destrucción de uno de los más reconocidos íconos de la civilización occidental contemporánea parecería indicar que el mundo que vivíamos ya no sería el mismo. Los miedos de las guerras, el terror y la destrucción volverían a preocupar a las naciones, siempre temerosas del inicio de una tercera guerra mundial.

Mientras Estados Unidos trata de cerrar las heridas abiertas por los atentados de Al Qaeda, en donde murieron casi 3.000 personas, años después los fantasmas del ataque terrorista aún persiguen a miles de víctimas. Las enfermedades mentales y respiratorias, al igual que los casos de cáncer, siguen en aumento entre todos los que estuvieron expuestos a la nube tóxica que cubrió Manhattan después de que las Torres Gemelas se vinieron abajo.

La destrucción del World Trade no solo dañó gravemente la economía neoyorquina, sino que además tuvo un efecto devastador en los mercados mundiales, con el cierre de Wall Street hasta el 17 de septiembre y el espacio aéreo para vuelos civiles en Estados Unidos y Canadá hasta el 13 del mismo mes. En Nueva York, los daños a la propiedad y la infraestructura se contabilizaron por lo menos en $10,000 millones.

El costo más trágico fue en vidas humanas. En total, los ataques del 9/11 dejaron un saldo de 2,996 muertos, entre ellos los 19 terroristas que secuestraron los aviones lanzados contra las Torres Gemelas y el edificio del Pentágono en Arlington. Y entre ellos también 343 bomberos y 72 policías que se lanzaron heroicamente a rescatar a las víctimas de la agresión mientras los rascacielos ardían en llamas y se desplomaban.

Al Qaeda tenía el propósito de poner de rodillas a Estados Unidos al golpear en su corazón financiero y en el alto mando de sus fuerzas armadas. No lo consiguió. La nación se entregó inmediatamente a la tarea de curar sus heridas, mientras el gobierno prometía que los responsables responderían ante la justicia. Ese mismo año el presidente George W. Bush dio la orden de atacar Afganistán, cuyo gobierno talibán estaba íntimamente ligado a Al Qaeda. La consigna era que un ataque semejante en suelo norteamericano no se podía repetir.

La sociedad norteamericana abrió los ojos. El terrorismo no era un mal que sufría la gente en parajes remotos: de pronto había llegado a nuestras puertas. Era un peligro que podía estar a la vuelta de la esquina, un monstruo que podía golpear en un momento inesperado.

En el combate al terrorismo cedimos algunas libertades y cometimos errores, como la invasión de Irak. Pero se conjuró la amenaza de Al Qaeda, y las libertades se pueden recuperar mientras la democracia impere.

Donde cayeron las Torres Gemelas hoy se alza un nuevo edificio, el One World Trade Center, el más alto del hemisferio occidental, junto a dos estanques en cuyos bordes están grabados los nombres de los que perdieron la vida en los ataques. Este día, como en cada aniversario, los nombres serán leídos y el Presidente pedirá un momento de silencio para recordar la tragedia. La nación no se puso de rodillas, y en este aniversario reafirma una vez más su fe en el futuro.

El siglo XXI quedará marcado por la caída de las Torres Gemelas y con ellas la vida de tantos y tantas cuyas biografías fueron interrumpidas, que tenían un rostro y que un instante de inhumanidad borró, sólo se recupera en la memoria.

La historia del siglo que se había iniciado con tantas esperanzas de haber dejado atrás el siglo del Holocausto, se quebró Ya no se puede pensar como antes, ya no se puede ser como antes, ya no se puede vivir como antes, ya no se puede educar como antes. Las Torres Gemelas quebraron desde el inicio del siglo y hay necesidad de repensarlo todo.

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